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Cambio gradual hacia conductas positivas, clave del éxito en atletas
Una de las labores del entrenador es promover conductas que beneficien a sus atletas, y transformar aquellas que repercuten negativamente en el desempeño de los mismos. Lo anterior puede lograrse a través de las llamadas técnicas de aproximación sucesivas, según lo explicó Raúl Eduardo Martínez Reyes, psicólogo deportivo de la Dirección General del Deporte Universitario, en una transmisión de Facebook Deporte UNAM.
Estas técnicas se basan en el principio de aproximarse gradualmente a un objetivo o solución, dividiendo una tarea o problema en pasos pequeños y manejables. Las técnicas de aproximación sucesivas pueden ser aplicadas para mejorar hábitos, eliminar o reducir fobias y miedos, mejorar detalles técnicos, mejorar acciones tácticas y/o aumentar la confianza de la persona.
En un inicio se debe ser muy específico en lo que se quiere fomentar para el atleta o el grupo. Una vez identificada la conducta meta, se deben definir las conductas previas para que el atleta o el grupo se acerque a lo que estamos buscando, es decir, cuáles deberían de ser los pasos que acercarían gradualmente al objetivo.
Una premisa que debe estar clara es que todo este proceso es de aprendizaje, por lo cual habrá errores y recaídas a las conductas anteriores, pues el cuerpo y la mente están acostumbrados a ciertos patrones de comportamiento.
“Hay que ir paso a paso, poco a poco, hasta que te acerques a lo que quieres lograr”, expresó el especialista Martínez Reyes. Teniendo esto en cuenta, es importante que exista cierto grado de flexibilidad durante el proceso, mientras los atletas se habitúan a la nueva rutina.
Un ejemplo puede ser un gimnasta que tiene miedo a regresar a entrenar después de haber sufrido una lesión por caída en una barra de equilibrio, por lo que la conducta objetivo es reducir ese temor. El proceso para conseguir este propósito consiste en pedirle al atleta que inicie con ejercicios básicos en el piso, sin delimitación, por tres días, y una vez cumpliendo esta parte, se le dará un reconocimiento verbal.
El siguiente paso es repetir esa rutina de piso, pero ahora sobre un área delimitada, simulando una barra de equilibrio, y evitando que el atleta salga de esa delimitación. Una vez cumplido este paso, también durante tres días, se le brinda un reconocimiento mayor al atleta.
Las próximas acciones consistirían en subir al gimnasta a la barra de equilibrio, y que realice su rutina, primero a una altura baja, y después a la altura normal para que retome confianza. Una vez cumplida la conducta objetivo se le da un incentivo mayor a los anteriores, como una constancia, un premio o algo que represente un reconocimiento al esfuerzo realizado por el atleta.
“La mayoría de los entrenadores trabajan con este tipo de técnicas, aunque no sean conscientes de ello, pero en todo proceso de aprendizaje, para llegar a lograr una conducta que es más compleja de implementar, tenemos que pasar por varias etapas hasta lograr ese objetivo”.
Algunas recomendaciones finales que hizo el psicólogo deportivo Raúl Martínez son: que las conductas objetivo sean alcanzables, sin pedirle algún elemento imposible al atleta; que los reforzadores o recompensas también sean alcanzables, dependiendo de las posibilidades; y, por último, que los elementos de la conducta objetivo implican cambios graduales, ya que no puede completarse de un día para otro un proceso como este.
REDACCIÓN: Dirección General del Deporte Universitario