Houston tiene un ¡PROBLEMÓN!

Después de ganar dos años al hilo la División Sur de la Conferencia Americana, los Houston Texans buscaban clasificarse por primera vez en su historia tres veces a los playoffs en la temporada 2020. La historia fue completamente diferente y ahora encara un problemón.

En enero del año pasado, la franquicia nombró le dio el poder a Bill O’Brien, no sólo como su head coach, sino también como gerente general, pues durante 2019 ese cargo quedó vacante. Aquí empezó el desastre.

El primer movimiento de O’Brien fue enviar a DeAndre Hopkins, uno de los mejores receptores de la NFL, y una selección de cuarta ronda del Draft 2020 a los Arizona Cardinals por el corredor David Johnson, una segunda selección en ese mismo Draft y una de cuarta ronda para 2021; fue una transacción muy criticada.

Ya en la temporada regular, el inicio fue terrible con marca de 0-4, y O’Brien fue despedido en octubre. El viejo lobo de mar Romeo Crennel se quedó como interino, pero poco pudo hacer y culminó la campaña 4-8 para redondear una marca de 4-12, apenas la segunda temporada perdedora del equipo desde 2014.

El descontento de las figuras de la franquicia se hizo notar. El primero en levantar la mano fue el quarterback Deshaun Watson, quien pidió su salida del equipo, tras no ser tomado en cuenta para la llegada los nuevos integrantes del personal del equipo, pues quería tener voz y voto para la elección del gerente general, que terminó siendo Nick Caserio, y el nuevo head coach, David Culley.

Será difícil que se le cumpla su salida, pues desde la gerencia hasta el nuevo staff, quieren retener a Watson, además de que tiene contrato hasta 2025, el cual firmó a principios de la pasada temporada 2020.

Se cierra un ciclo

Del lado de la defensiva la cara del equipo en la última década decidió hacerse a un lado. El tres veces Jugador Defensivo del Año, J.J. Watt, ve un futuro complicado para los Texans en los próximos años y mejor pidió su salida, y a él le cumplieron su petición.

El tercer problema que presenta la escuadra de Houston es que no tienen las dos primeras selecciones en el próximo draft, que se celebra en mes de abril. En 2019 cambiaron esos picks por el tackle Laremy Tunsil y el receptor Kenny Stills con los Miami Dolphins.

Houston podrá elegir hasta la tercera ronda, tienen dos en la cuarta, una en la quinta, tres en la sexta y una el séptima, a menos que hagan algún cambio que les dé la opción de tener selecciones bajas.

Muchos huecos por llenar

Tienen urgencia en casi todos lados, pero las zonas más importantes que deben cubrir son: cornerback, pues Gareon Conley y Vernon Hargreaves serán agentes libres y a pesar de tener a Bradley Roby hasta 2022 tuvieron muchos problemas durante la campaña pasada.

Si la línea defensiva ya necesitaba apoyo, ahora con la salida de Watt, debe ser una prioridad. Con la idea de retener a Watson, necesitarán armas para explotar su potencial: Kenny Stills se fue desde los playoffs a los Bills, y Will Fuller será agente libre, lo que los deja con Brandin Cooks, que ha sido un riesgo por las lesiones, y Randall Cobb.

Regresando a la defensiva, cuatro linebackers serán agentes libres, incluidos los titulares Tyrell Adams y Brennan Scarlett. Al menos cuentan con Whitney Mercilus y Zach Cunningham firmados a largo plazo, pero necesitarán ayuda. Las cosas no se ven nada bien para los Texans, que este 2021 empezarán una nueva etapa en su corta historia en la NFL, pero puede ser un renacer para el equipo, aunque por ahora parece que Houston tiene un problemón, porque, además, andan por arriba del tope salarial proyectado para 2021.