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Leyendas del FBA nacional hablan sobre el profesionalismo de nuestro football
Por. Arturo Velaztegui
Ciudad de México. 26 de marzo de 2018. El futbol americano está viviendo un buen momento, generalmente hablando. El nivel de sus practicantes en todas sus categorías luce promisorio y los esfuerzos por extender las carreras de los jugadores hasta el profesionalismo parecen ir por un mejor camino.
Gracias al nivel que este deporte ha tenido en México de manera histórica, existen grandes leyendas como Joaquín Castillo, Carlos Rosado o Diego García quienes, debido a sus logros a través de los años, hoy son voces de reconocimiento y autoridad en el futbol americano.
En una reunión histórica en el Estadio Azul, sede que fue casa de estos símbolos deportivos por varios años, y que será despedido de manera emotiva albergando el Tazón México III, las figuras del emparrillado, tomaron la palabra para compartir su opinión respecto al deporte actual y recordar los momentos en los que brillaban con el casco y las hombreras puestas.
“El futbol en categorías master tiene muchos méritos y muchos problemas. El mérito es que, siendo muchachos, algunos más maduros, el seguir jugando un deporte de riesgo significa mucho amor al futbol americano. Yo admiro ese trabajo, sin embargo, pasa lo mismo que con el país, los esfuerzos por hacer algo son aislados”, afirmó García Miravete, nueve veces campeón con los colores de los Cóndores de la UNAM, añadiendo que, el nuevo profesionalismo en el futbol americano, pinta diferente a otras ligas que no consiguieron prosperar, pero hay que procurarla en todos los sentidos.
“Afortunadamente, parece ser que este esfuerzo profesional se está conjuntando y están cuidándolo. Ojalá tanto jugadores, árbitros, dueños y aficionados lo sigan cuidando y así va a crecer, porque, de otra manera, va a pasar lo que ha pasado en otras ligas, que se han extinguido en uno o dos años”.
Joaquín Castillo, otra de las leyendas que volvieron a pisar el campo del antes llamado Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes, y quien sigue muy de cerca al futbol profesional, opinó que, para el mejoramiento de este naciente circuito, lo importante es trabajar en la base y semillero del deporte, que es el futbol universitario.
“Es muy importante que nuestro colegial crezca, tanto en la ONEFA como con la CONADEIP, a lo mejor, finalmente, con una unificación de este deporte a este nivel, para que, realmente vengan a esta liga los mejores jugadores a complementarla y que en un futuro se tenga la posibilidad de que los salarios les den a los jugadores para vivir. Creo que, realmente eso es lo más importante para una liga profesional”, opinó el mítico coach Castillo, quien recordó su mejor momento en el Estadio Azul en la victoria obtenida frente al equipo Poli Guinda, a quienes blanqueó 52-0 en la temporada de 1967, que fue, junto con la de 1966, la mejor de su carrera, en sus propias palabras.
Otra de las grandes figuras que se dio cita en el histórico recinto deportivo de Insurgentes fue Carlos Rosado Stephens, uno de los mejores receptores abiertos que ha producido el futbol americano nacional y que tuvo su momento de gloria con el equipo de Águilas Reales de la UNAM, jugando la mayoría de sus encuentros de Liga Mayor en el Estadio Azul.
El espigado jugador es de la idea de que, para un mejor funcionamiento del emparrillado mexicano en su categoría profesional, además de mayor difusión, habría que regresar a la modalidad colegial, pero enfatizando en un punto en particular, que es, la edad de los jugadores que terminan su elegibilidad en la Liga Mayor Estudiantil, la cual, a su modo de ver, debería ser menor, para que los egresados sean más jóvenes al momento de llegar al profesionalismo.
“Creo que las edades no son compatibles con la terminación de la Liga Mayor de los jugadores para subir a profesional, porque los jugadores son muy grandes de edad. Están subiendo a los 26 o 27 años cuando, en Estados Unidos, los jugadores que llegan a la NFL, suben a los 21 o 22. Yo creo que tendría que haber compatibilidad en la Liga Mayor y bajarle la edad para que, una vez que los jugadores llegan a 23 o 24 años, máximo, sí pudieran pasar a profesional y que la liga tuviera jugadores más jóvenes”, apuntó la leyenda blanquiazul en los años 70, quien rememoró la inauguración de la temporada de 1970 contra los Búhos de Medicina y Biología como su mejor momento en la Ciudad de Los Deportes, ya que fue la primera vez que la afición conoció los colores de las Águilas Reales.