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Pittsburgh perdió su boleto al Super Bowl dejando ir a James Harrison

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Foto: AP

El movimiento que podría definir el Super Bowl de este año pasó relativamente desapercibido ante los medios.

Con discusiones sobre los equipos que ya calificaron a la postemporada, y otros tantos buscando aún su boleto para el torneo, la cobertura esperada para un equipo que acaba de dejar ir a una de sus más grandes leyendas fue muy pequeña.

El pasado 25 de diciembre los Steelers dejaron ir al linebacker externo James Harrison para poder hacer espacio en el roster para el tackle derecho Marcus Gilbert, quien regresa de una suspensión de cuatro partidos.

Me parece una decisión errónea en todos los niveles por parte de una organización conocida históricamente por tomar buenas decisiones.

La NFL puede ser en ocasiones un negocio frío cuando se trata de cortar jugadores, pero hasta en los negocios debe haber caballerosidad y respeto, por lo cual me sorprende la manera tan poco ceremoniosa en la que los Acereros dejaron ir a uno de los íconos más grandes en la historia de la franquicia.

Harrison es el líder de todos los tiempos en capturas de quarterback para este equipo con 80, además de ser autor de una de las jugadas más famosas en la historia de la franquicia. Su pick six a Kurt Warner contra los Cardenales en el Super Bowl XLIII cambio el momentum del partido, ayudando a que Pittsburgh consiguiera su sexto Trofeo Vince Lombardi.

A pesar de haber tenido una muy mala temporada estadísticamente (una captura de quarterback, 3 tackleadas, en solo 40 jugadas durante la temporada) la experiencia, liderazgo, y sobre todo compromiso a la preparación que aportaba a su equipo eran muy valiosos para dejarlos ir a la mitad de una campaña con aspiraciones de Super Bowl.

Claro este movimiento hubiera sido de poco impacto si Harrison no hubiera firmado con ningún equipo  o con algún equipo de poca relevancia (¿alguien dijo Cleveland?), pero para la excelente fortuna de los Acereros, Harrison decidió firmar nada más y nada menos que con los Patriotas de Nueva Inglaterra, el mayor obstáculo en la búsqueda de Pittsburgh por su 7o campeonato.

Durante la semana 15 de la presente temporada vimos un duelo de titanes entre estas dos organizaciones, necesitando hasta los últimos segundos en el reloj para determinar a un ganador. Con grandes probabilidades de que Pittsburgh tenga que ir a la casa de los Patriotas para la Final de la Conferencia Americana y Harrison ahora vistiendo rojo, blanco y azul, la narrativa de este partido podría ser un tanto diferente.

De todo lo anteriormente mencionado que aporta un veterano del calibre de Harrison, ahora da a Nueva Inglaterra una ventaja que no tuvieron en el encuentro anterior, profundo conocimiento del sistema defensivo de los Acereros.

Salvo por cortos periodos de tiempo, Harrison ha estado toda su carrera en Pittsburgh, por lo cual conoce perfectamente cómo opera su unidad defensiva, por lo cual juntarlo con dos de las mentes más brillantes entre los coaches de la NFL que son el head coach Bill Belichick y el coordinador ofensivo Josh McDaniels, aunado al hecho de tener a Brady dirigiendo la ofensa número uno de la NFL, Pittsburgh puede que ya haya perdido un partido que aún no tiene fecha para ser jugado.

La NFL es una liga que nos tiene acostumbrados a esperar lo inesperado, donde las posibilidades de lo improbable se vuelven altamente probables, pero atreviéndome a hacer una fuerte predicción, Pittsburgh perdió su séptimo Super Bowl el 25 de diciembre, y Patriotas continuará su hegemonía sobre el equipo “Black and Gold”.