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Janikowski, Football y Vodka

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Desde Charlie Gogolak, ningún pateador había causado tanta conmoción en la historia de la NCAA como Sebastian Janikowski. La fama que alcanzó en el programa de futbol americano de los Seminoles de Florida State le condecoró como el primer jugador de su posición en ser seleccionado en la primera ronda del Draft NFL de 2000 en 21 años.

La decisión parecía un capricho más del omnipresente Al Davis, pero en la bahía tenían motivos para pensar que hacían lo correcto. La temporada anterior, los Oakland Raiders terminaron con récord de 8-8. Ninguna de sus derrotas fue por más de siete puntos, lo que podría traducirse en un escenario idílico para un pateador de élite. Además, más allá de Brian Urlacher, LaVar Arrington y Jamal Lewis, no era una generación excesivamente brillante.

Sebastian Janikowski en Florida St.

Sebastian Janikowski en Florida St.

Pero vamos, aún con todo es background, la elección de un trasnochador pateador polaco implicaba más riesgos que certezas. La exótica personalidad y controvertible reputación de Janikowski se diseminaba como la velocidad de la luz. “¿Cuál es su estilo de vida nocturno? Bueno, toma vodka de la misma manera en la que nosotros tomamos leche y jugo”, contaba Clay Ingram, su compañero de cuarto con los Seminoles en gira. “Para él, ir a un billar hasta las 2 de la mañana no era salir, había que mirar el amanecer. Tenía la situación bajo control. Tomaba una siesta de 8 a 10 AM, iba a la universidad, se presentaba en el entrenamiento del equipo y se preparaba para la siguiente parranda”.

Contrario a lo que su despreocupado aspecto pudiera sugerir, Janikowski, oriundo de Wałbrzych, un distrito de la zona limítrofe entre Polonia y la República Checa, era un chico vulnerable. En la universidad se le solía escuchar llorar desconsolado por el recuerdo de su madre, de quien se separó siendo un adolescente para marcharse a Estados Unidos tras la pista de su padre, un exseleccionado polaco de futbol que encontró refugió en el epilogo de su carrera dentro de la incipiente liga norteamericana de soccer.

Pero entonces, ¿qué había de especial en ese problemático sujeto? ¿Valía un pick de primera ronda? “Mientras esté vivo y respire, él puede patear el balón tan lejos como quiera”, argumentaba su mentor, Bobby Bowden, el mítico coach de Florida State de 1976 a 2009.

La aventura de Sebastian Janikovski en la NFL ha sido lo suficientemente estimulante como para tener el récord de más juegos como Raider (241), el de más puntos anotados de por vida en la franquicia (1,574) y haber convertido tres de los cinco goles de campo más largos en la historia de la liga (63, 61 y 57 yardas). Evidentemente maduró, aunque quizás terminé siendo irremediablemente recordado, cuando decida retirarse, como el pintoresco y simpático pateador polaco hipnotizado por el vodka.