Entre líneas de golpeo
Carl Smith, el gran mentor de Russell Wilson
Durante el Media Day del Super Bowl XLIX, pude platicar con Carl Smith.
Por una u otra razón, por otros compromisos laborales o quizá sólo por obra del destino, escribo sobre su historia poco más de un mes después de aquella charla.
Es desde el 2011 el coach de quarterbacks de Seattle Seahawks y uno de los mayores responsables de que Russell Wilson se haya convertido en una súper estrella en la NFL. Su trabajo y mentoría han sido claves en el desarrollo de uno de los mejores QBs del momento.
Smith le otorga el crédito principal a Pete Carroll de haber sido el artífice de la decisión de en 2012 jugársela con, en aquel entonces novato, Russell Wilson por sobre Tarvaris Jackson y Matt Flynn; “… el crédito es por tener una menta abierta al observar a sus jugadores, sin importar de donde vienen, si no fueron drafteados, si fueron seleccionados en la tercer ronda o si le acabamos de pagar mucho dinero.”.
Pero sin duda, él jugó un rol importante en sacar lo mejor de Wilson; “… durante el campo de novatos, Russell lanzó ocho intercepciones en tres prácticas… pero mejoró, fuimos capaces de arreglar esas cuestiones.”. Un QB no mejora de la nada o de la noche a la mañana. Solo con trabajo constante.
Su coach recuerda que fue bueno para la transición de Wilson el haber estado a nivel semejante de dos jugadores con experiencia previa en la NFL y que fue durante los juegos de pretemporada donde se ganó el puesto titular.
Y como no darle crédito a Carroll, que además de ser su jefe es su gran amigo, con más de treinta años de amistad.
Carl Smith comenzó su carrera como entrenador como asistente en Cal Poly, en San Luis Obispo, California en 1971.
En 1982, en North Carolina State y bajo las órdenes de Monte Kiffin; Smith fungió como coordinador ofensivo, mientras que Carroll fue coordinador defensivo. Con sólo un año de trabajo juntos, forjaron una gran amistad.
Durante toda su carrera en NFL, desde su primera incursión con Saints y posteriormente en 2004 en USC, se ha dedicado a entrenar QBs, teniendo bajo su mando jugadores de todos los estilos que se imaginen como Jim Everett, Drew Bledsoe, Matt Leinart (en el año que ganó el Heisman), Byron Leftwich, David Garrard, Brady Quinn, Colt McCoy, entre otros.
El destino, posteriormente a la temporada de 1982, en North Carolina State, se encargó de reunir en tres ocasiones a Carl Smith y a Pete Carroll. Las tres ocasiones serían con Carroll como head coach: de 1997 a 1999 con los Patriots, en 2004 con USC (año en el que lograron el Campeonato Nacional) y la última ocasión de 2011 a la fecha con los Seahawks.
Pero antes de probar las mieles de la victoria en la NFL y después de casi veinte años de trabajo en NFL y USC, Carl Smith tuvo que poner su carrera en stand by en 2007.
En 2005 Carl Smith decidió regresar a la NFL después de su paso por USC, fue contratado por los Jaguars. Ese mismo año su hijo entraría a la preparatoria y le hizo la promesa de que se quedarían en Florida al menos cuatro años para estar juntos durante esa etapa.
Las cosas no funcionaron con Jaguars y después de dos años fue despedido. “Tuve ofertas de la NFL, le preguntaba a mi hijo: ¿quieres ir a Pittsburgh?, ¿quieres ir a Arizona? y la respuesta era no papá no puedes.”. Smith debía cumplir aquella promesa y entonces decidió ayudar a su hijo y se enroló como entrenador de QBs en la preparatoria Bartram Trail, en Florida.
REGRESA A LA NFL
Cuando su hijo terminó la prepa y con la promesa cumplida, Smith estaba listo para continuar con su carrera. Su regreso a la NFL se dio sin pena ni gloria estando con los Browns de 2009 a 2010.
Finalmente en 2011 y un año después de haber tomado el puesto de head coach con los Seahawks, Carroll lo invita nuevamente a ser parte de su staff, sin saber el rotundo éxito que esto traería a la organización.
Si bien Carl Smith debe ser reconocido por su trabajo cuenta que mucho del éxito de Wilson se centra en su carácter. “El aprende rápido, pero no solo eso; el solo está enfocado en su trabajo, ama su trabajo, trabaja incansablemente por lograr sus metas”, incluso bromea el coach en que aplica la cultura de “no hay tiempo para dormir”.
Es claro que Smith trabajó en los fundamentos de la posición y lo hizo de manera extraordinaria. Ahí radica la importancia de su rol.
Además, comentó que la amistad con Warren Moon lo ha ayudado, pero que no solo el sino que a Russell le gusta platicar con personas que sabe impactarán su carrera de manera positiva. Días antes del Super Bowl el QB de Seahawks platicó con el golfista Bubba Watson; claramente el dos veces ganador del Masters no le dio la fórmula para que pudiera ganar su segundo Super Bowl al hilo.
Wilson es además un ejemplo a seguir, no sólo por su humildad y esfuerzo que pone cada día en su trabajo sino por lo que hace fuera del campo.
Desde que llegó a Seattle, todos los martes acude a un hospital de niños con cáncer. Dos días después de haber tenido una de las peores derrotas en la historia del Super Bowl, el como todos los martes fue a brindarle sonrisas y ánimo a quienes más lo necesitaban y de llenarse de energía de verdaderos luchadores de vida.
Seguramente en los próximos días, Russell Wilson reestructure su contrato y se convierta en uno de los mejor pagados de la liga, lo tiene más que merecido. Es pieza clave de lo que han construido en Seattle. Vale cada centavo que los Seahawks le quieran pagar.
Así es Russell Wilson, así se expresa su coach de el. Hay que otorgarle el crédito a Carl Smith, por haber desarrollado a uno de los jugadores más carismáticos del momento. Honor a quien honor merece.