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¿Por qué aún existe el Pro Bowl?

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Año tras año nos cansamos de escuchar frases como “a nadie le importa el Pro Bowl”, “el Pro Bowl es aburrido”, “deberían eliminar el Pro Bowl”, entre muchas otras similares.

La misma NFL mostró su malestar con un juego en el que los jugadores se preocupan más por tomarse fotos y divertirse que por realmente competir; cuestión que no está mal, los jugadores tienen derecho a disfrutar un juego de exhibición. La liga se impuso un auto ultimátum sobre una mejora en el juego, con la amenaza de eliminarlo.

Así pues, cambió su formato para hacerlo más atractivo al aficionado y como la mayoría de los cambios, generó controversia.

Por un lado los puritanos que no concebían la eliminación del tradicional juego entre conferencias y por otro los revolucionarios que aplaudían los cambios.

Sin embargo, a pesar de rechazos, cambios, el auto ultimátum y sobre todo la cantidad tan alta de cambios en los seleccionados por lesiones; la realidad nos demuestra algo totalmente distinto. El Pro Bowl si le interesa el aficionado, mucho más de lo que quizá nos imaginemos.

Quien cree que el Pro Bowl no es un producto digno de televisarse, se equivoca. Si la NFL no ha eliminado este juego es precisamente por los ratings que genera, así como lo leen.

En 2014, el Pro Bowl generó una audiencia de 11 millones 700 mil de televidentes. ¡Eso no es nada!, dirán unos; ¡eso no es ni la población del área de Los Ángeles!, dirán otros. Sin embargo esos casi 12 millones de televidentes es mucho más que los que ven la mayoría de juegos NBA, MLB o NHL, incluyendo sus finales y juegos de estrellas.

El juego de estrellas de la NBA del 2014, celebrado en Nueva Orleáns, tuvo 7 millones 500 mil televidentes mientras que el de la MLB, celebrado en Minneapolis, obtuvo 11 millones, con todo y que se trataba del último juego de estrellas de una leyenda como Derek Jeter.

Así pues, a pesar de todo y aunque nos cueste aceptarlo el de la NFL sigue siendo el rey de los juegos de estrellas entre los deportes de Estados Unidos y mientras tenga esos números seguirá existiendo.

El aficionado debe tomarlo como lo que es, un juego de exhibición, y no exigir más. Quizá lo que más dañe al evento sea los cambios en el roster, la facilidad con la que un jugador puede decir “no gracias”. Tanto cambio, hace que se le reste valor a la participación.

En cuanto a la sede, Hawaii dejó de serlo, por lo menos este año y se llevará a cabo en la misma sede que el Super Bowl por primera vez desde 2010 cuando se llevó a cabo en el Sun Life Stadium de Miami.

El estadio de la Universidad de Phoenix albergará el Pro Bowl 2015 un domingo antes al del Super Bowl XLIX. Muchos se preguntarán si esta fue una buena idea o no. Yo creo que es un acierto.

Es dar la oportunidad a habitantes y visitantes que estarán en Phoenix, y que no cuentan con recursos para costear un boleto del Super Bowl, de ir a un juego, entrar al estadio en el que se llevará a cabo el juego más importante del año.

El Pro Bowl en la misma sede es una gran manera de iniciar la semana del Super Bowl. Tan es así, que el boletaje para esta edición está a punto de estar totalmente agotado, solo basta con ingresar a la página de venta de boletos para ser testigos del éxito taquillero.

Quizá para los jugadores y sus familiares no sea tan buena idea cambiar el paradisiaco Hawaii por Phoenix, San Francisco o Houston; pero creo que es lo mejor para los cientos de miles aficionados que se animan a hacer el viaje a la sede del Super Bowl.

Para la edición de 2016, el Pro Bowl regresará al Aloha Stadium, pero mi percepción es que debiera jugarse cada año en la misma sede que la del Super Bowl. Lo siento Hawaii.

Dejémonos de perjuicios y disfrutemos del Pro Bowl.