Entre líneas de golpeo
Un amor que no debe terminar
Domingo soleado para usar shorts, camisas cortas, sandalias y kilos de bloqueador solar. Esto pudiera parecer el escenario perfecto para ir a disfrutar de la playa; no para 71 mil 290 que se dirigen al Qualcomm Stadium para ver a los Chargers.
En septiembre, en la ciudad costera, el sol cae a plomo y es difícil vislumbrar alguna nube. Nada de eso importa, mucho menos cuando es el primer juego de temporada en casa. Una casa ya vetusta, en la que se respira nostalgia como si supiera estar viviendo sus últimos años.
El Qualcomm Stadium cumplió 47 años de vida y es el cuarto estadio más viejo de la NFL.
Mucho se ha hablado de la urgencia de un nuevo estadio así como la posibilidad de que el equipo se mude a Los Ángeles, para complacer a la liga de volver a tener equipo en la segunda ciudad más grande de Estados Unidos.
Los sandieguinos aman a sus Chargers (a pesar de no poder llenar el estadio siempre) y el equipo quiere quedarse en San Diego. Desde hace 12 años, los dueños han realizado gestiones para lograr este sueño que todavía luce lejano.
En los últimos diez años, la ciudad ha tenido siete alcaldes. La falta de estabilidad política ha sido el mayor obstáculo. Con el nuevo alcalde, recién electo para sustituir a uno obligado a renunciar, parece que el tema ha cobrado actualidad nuevamente. Además existen asociaciones que se oponen a que se destine dinero público para este fin.
Desde 2002, ha habido varios proyectos rechazados o que ni siquiera han sido considerados. También se han estudiado diversas locaciones como Oceanside o Chula Vista; pero la familia Spanos está empeñada en San Diego.
Los que están a favor de un nuevo estadio alegan que el mantenimiento del recinto actual le cuesta al municipio 15 millones de dólares al año, que una nueva casa mantendría la reputación de la ciudad de promover estilos de vida activos y que el futbol añade calidad de vida.
El más reciente proyecto tiene como sede la zona de East Village, cerca del Petco Park. Se trata de un proyecto de 1 billón de dólares de los cuales 400 MDD los pondrían los dueños de los Chargers, 200 millones serían mediante un préstamo de la NFL y otros 400 a cargo de la ciudad.
La cuestión medular son los 400 MDD de dinero público. ¿Será a través de impuestos adicionales?
No es la mejor opción. Existe la posibilidad de que ese dinero salga de una eventual renta o venta del propio Qualcomm Stadium o del Valley View Center Casino, ambas propiedad de la ciudad.
No será fácil aprobar este proyecto y quizá tengan que pasar un par de años para que pueda ser puesto a consideración de los ciudadanos.
Mientras tanto, los sandieguinos tendrán que luchar por mantener al equipo en la ciudad y no dejar que el amor a sus Chargers acabe abruptamente.
@MGutierrezNFL