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Nuevos inmortales en Canton

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Después de pronunciar un emotivo discurso que provocó tanto risas como lágrimas, el receptor Andre Reed añadió un gran detalle que remató su ingreso al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional.

Dando la espalda al público, Reed atrapó un pase de su ex compañero en los Bills de Búfalo, Jim Kelly, en el escenario. Kelly es también miembro de este recinto.

Fue un gran final, protagonizado por un dúo que impuso un récord de la NFL, al aportar 663 pases completos.

Y fue un homenaje al quarterback, quien ha pasado los últimos 14 meses luchando contra el cáncer.

“Nos enseñaste a no claudicar”, dijo Reed a Kelly. “Has pasado muchas cosas en tu vida. La muerte de tu hijo y más recientemente tu batalla contra el cáncer. Eres una inspiración para todos los que te conocen”.

Kelly estuvo a punto de llorar, mientras era ovacionado por los seguidores de los Bills entre el público.

La aclamación fue mayor cuando Reed dio un mensaje a cualquier futuro dueño del equipo.

“Y sí, los Bills se quedarán también en Búfalo”, advirtió, en referencia a un equipo que está en venta tras la muerte de su fundador Ralph Wilson, ocurrida en marzo.

Hubo otros momentos destacados en la ceremonia.

El profundo Aeneas Wlliams hizo que el público entonara un coro victorioso, junto con los otros jugadores inducidos.

En tanto, el linebacker Derrick Brooks dedicó 24 minutos a lo que llamó una “carta de agradecimiento. Y el liniero defensivo Claude Humphrey consideró que su espera de 28 años para ingresar al recinto de los inmortales valió la pena.

La ceremonia reflejó los antecedentes y personalidades distintas de los siete nuevos miembros.

Comenzó con Brooks, ex astro de los Bucaneros de Tampa Bay, quien llegó al recinto de Canton en el primer año en que se podía votar por él. Luego vino Humphrey, quien tiene 70 años y se retiró después de la temporada de 1981.

“Ahora me dicen que sólo tengo 10 minutos aquí para hablar, pero déjenme comenzar diciendo que he esperado 30 años para llegar a este podio, así que no me apresuren”, dijo Humphrey, seis veces electo al Pro Bowl, quien jugó 13 temporadas en la NFL, con los Halcones de Atlanta y los Águilas de Filadelfia.

Williams le restó sobriedad al encuentro al final de su discurso. Un grupo en el Fawcett Stadium comenzó a corear “comienza con la meta en tu mente”.

Y el jugador se encargó de la otra parte del cántico. “Muere vacío”, dijo, para recordar a la gente que debe entregarlo todo en la vida.

Fue un mensaje apropiado por parte de un jugador ocho veces seleccionado para el Pro Bowl.

Reclutado en la tercera ronda del “draft” de 1991, Williams jugó 14 campañas con los Cardenales de Arizona y con los Rams de San Luis. Se retiró después de la temporada de 2004 y fue elegido para el Salón de la Fama en el quinto año en que era candidato.

“Si ustedes me dijeran, ‘Aeneas, tienes el potencial para ser uno de los mejores esquinero’, yo hubiera pensado que estaban locos, y les hubiera propinado un derechazo”, dijo Williams. “Sólo me tomaré un momento para entender todo esto”.

La generación se completó con el defensivo Michael Strahan, el tacle ofensivo Walter Jones y Ray Guy, el primer pateador de despeje que ingresa al Salón de la Fama.

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