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Entre líneas de golpeo

Un Súper domingo verdaderamente helado

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Febrero de 2018 parece una buena fecha para hacer uso de los trineos jalados por huskies, ropa térmica y aditamentos para hacer frente a gélidas temperaturas.

La fría ciudad de Minneapolis, Minnesota albergará el Super Bowl LII.

Los dueños de los equipos eligieron al nuevo estadio de los Vikings por sobre el siete veces sede Superdome y el Lucas Oil Stadium de Indianápolis.

Para muchos, fue una sorpresa. Derrotaron al monstruo que representa Nueva Orleáns, una ciudad que nunca había perdido una candidatura. La ciudad sureña que de diez postulaciones había ganado en un mismo número de ocasiones.

No será la primera ocasión en que el Super Bowl se realice en Minnesota. En 1992, el hoy parcialmente demolido Metrodome, fue sede de la edición XXVI.

Ese día, la temperatura a las afueras del estadio fue de menos tres grados centígrados. Sin embargo, la temperatura promedio a inicios de febrero es de menos diez.

A pesar de que el nuevo estadio también será cerrado y climatizado, el frío y la nieve serán un reto muy importante para los organizadores en cuestión de actividades previas, tailgate y accesos. La clave estará utilizar el frío y la nieve a su favor.

Minnesota representa un amplio mercado. No tengo duda que será una gran sede, pero quizá no la ideal.

El clima y actividades (sobre todo el aire libre) durante la semana previa son un factor determinante para que el público participe. Es por eso que Miami y Nueva Orleáns han sido las favoritas históricamente.

Los dueños de la NFL decidieron recompensar una inversión de $975 millones de dólares. La liga está encantada en que se invierta en nuevos estadios; acreditarlos con la sede de un Super Bowl es el premio.

Quizá los dueños sintieron demasiado compromiso con una ciudad y ciudadanos que aportarán casi $500 millones de dólares en dinero público y mediante impuestos.

Los estadios para ser elegibles necesitan al menos dos años de haber sido inaugurados. El mensaje por parte de la liga es claro: construye un estadio y es casi seguro que serás sede del Super Bowl. En los últimos diez años, cinco nuevos estadios han sido recompensados con la sede en su primer año de elegibilidad: Reliant Stadium, University of Phoenix Stadium, AT&T Stadium, Levi´s Stadium y el nuevo estadio de Vikings.

Estas son buenas noticias para Atlanta, que estrenarán estadio en 2017. Desde hoy, son los claros favoritos para llevar a cabo el Super Bowl LIV en el 2019.

Las interrogantes que deja este mensaje son: ¿cuándo volveremos a ver a Nueva Orleáns como sede? ¿un estadio que se someta a remodelación y mejora podrá en el futuro quitar la sede a estadios más nuevos?

Hay ciudades que sin duda merecen volver a ser sede. San Diego, por ejemplo, es una ciudad ideal con gran clima, buen transporte público, capacidad hotelera y grandes opciones de entretenimiento. Lástima que les haga falta lo principal: un estadio nuevo.

Twitter: @MGutierrezNFL

Correo: [email protected]